El equipo humano de una revista científica

https://doi.org/10.3916/club-de-editores-047

El inicio de la andadura que implica editar una revista científica suele corresponder a una persona que lidera una determinada línea o temática de interés científico, en una asociación o grupo académico, profesional o de investigación. Con frecuencia, en el ámbito académico y científico esas primeras iniciativas se gestionan a partir de las redes de contactos y de trabajo, próximas a quien asume esa responsabilidad. Así, surgen revistas al amparo de asociaciones (profesionales, científicas, culturales…), grupos académicos (equipos docentes, grupos de investigación, miembros de una determinada facultad o universidad…), o incluso como iniciativas personales. Actualmente, el número de revistas ha crecido, probablemente por la demanda generada ante la necesidad de publicación en la carrera académica. Y también, por las facilidades que la tecnología y la digitalización han aportado a la edición, en cuanto a costos, difusión y gestión. No obstante, ese incremento sustantivo no ha derivado en un avance en la calidad de los productos editoriales y cabeceras.  De ahí que contar con un buen equipo humano, tanto en la redacción y edición como en el consejo científico y de revisores puede ser el mejor aval para que la revista se posicione en un lugar adecuado a sus objetivos. 

El Consejo de redacción suele estar conformado por distintos equipos humanos. El primero de ellos es el Editorial. En la mayoría de las revistas una persona es la que asume el rol de Editor, aunque también hay revistas en las que ese papel corresponde a varias personas (Editores o Editores asociados). En la revista Comunicar se contempla también la figura del Coeditor internacional (para las ediciones en otros países) y los Editores temáticos de cada call.

El Consejo científico internacional o Comité científico responde a la necesidad de constituir una comunidad científica con solvencia y prestigio, que sea garante de la calidad de las contribuciones y temáticas que se publican, así como de la difusión y proyección en el ámbito de conocimiento propio de la revista, por todo el mundo. Invitar a formar parte de este consejo a académicos e investigadores de relevancia, de distintas partes del mundo, implica una especie de control de índole científico y de calidad. Por ello la representatividad, la variedad y, sobre todo, la autoridad de estas personas son la mejor carta de presentación de una publicación que aspire a una posición importante en el campo de las revistas científicas.

El Consejo Internacional de Revisores constituye otro pilar básico en este equipo humano necesario para editar una revista. Estas personas son las responsables de la veracidad, idoneidad y calidad de lo que finalmente se publica en cada edición. Su cometido es valorar de forma rigurosa, desde las exigencias de un texto científico, las aportaciones que se les envían.  Ser revisor científico es una tarea importante para el progreso científico, y se reconoce en el ámbito académico. En este sentido una buena revista debe conformar un potente elenco de posibles revisores y gestionar su valiosísima colaboración de una manera eficaz y sostenible.

La mayoría de las revistas completan su equipo humano con equipos técnicos entre los que se encuentran personas que controlan, entre otros, los procesos de redacción, gestión y edición, difusión y visibilidad en redes Estas tareas, muy importantes, redundan en la calidad editorial porque se centran en la adecuación formal, estilística y estética, además de potenciar el impacto de los textos publicados mediante la gestión de redes sociales

Algunas claves para editores de revistas científicas

https://doi.org/10.3916/club-de-editores-042

Una revista científica es un canal de divulgación de resultados de investigación. Cada vez más y, a pesar de la discusión de si son o no un buen medio para la difusión y transferencia del conocimiento frente al modelo clásico del libro, se han convertido en el espacio por excelencia para hacer ciencia y compartirla.

Sin desacreditar ni desestimar el valor incalculable de los libros, especialmente para las Ciencias Sociales donde no hay tanta costumbre, los textos que se publican en las revistas son hoy por hoy la muestra de los avances en cualquier disciplina. El valor añadido de la revista científica estriba, fundamentalmente, en la garantía de que los textos, previo a su publicación, pasan por un complejo sistema de evaluación de personas expertas en el que campo, que confieren a los artículos la validez y autenticación de su solidez y aportación al ámbito de estudio.

En la actualidad hay muchas revistas profesionales, académicas y científicas. Si embargo no todas ellas se consideran como revistas de impacto o de nivel. Llegar a esta consideración supone que la publicación cumple con los requisitos que bases de datos y agencias de evaluación acreditadas han estimado, otorgándole a la revista en cuestión un estatus definido en un ranking. Estos estándares de calidad son los que hacen posible que quienes investigan y quieren publicar para el reconocimiento de sus méritos y hallazgos de investigación se decidan por una u otra revista. Y de manera recurrente, la revista en cumplimiento de sus propios criterios de calidad necesita de buenas publicaciones y autorías.

Si queremos que nuestra revista sea referente en el campo en el que trabajamos es importante que apostemos por el rigor en la difusión de conocimiento, la puntualidad, la periodicidad, y un aspecto dinámico, actual, accesible, abierto y digital.  De manera muy específica recomendamos que la revista tenga un formato atractivo, de cara a su difusión y lectura, aprovechando las posibilidades que la tecnología  y el contexto digital brindan hoy día: web, gestor de manuscritos. En este sentido, la información debe ser accesible y visible en distintos formatos digitales (ePub, pdf, html y xml), además de la cuidada impresión en papel, si se tienen ambas opciones. Todo esto es indicativo del cuidado y la preocupación por la maquetación y el proceso editorial.

Una revista científica ha de preocuparse por la selección y revisión de los artículos que le llegan. Por ello conviene tener especial cuidado con la claridad y concreción de las normas de la revista, establecer las claves de su compromiso ético  y apostar por el rigor en la valoración objetiva y concienzuda de los expertos o peer review. El interés por la calidad de contenidos, la evaluación de los métodos empleados, la comprobación de datos, y el estilo de la redacción son, entre otros, indicadores del progreso de una revista científica. Además del rigor editorial, que se hace patente en la puntualidad de cada una de las fases de la publicación, lo que a su vez es reflejo de su respeto a quienes les han confiado sus trabajos, independientemente de que estos sean o no admitidos.

El equipo humano que sustenta la publicación es otro de los aspectos clave. Por ello es también recomendable contar con un Consejo Editorial, Comité Científico, Consejo Internacional de Revisores Científicos, Consejo de Redacción, y Consejo Técnico de los que formen parte personas acreditadas y reconocidas en el mundo académico. La experiencia en cada campo y las distintas habilidades pueden garantizar la consolidación y el progreso de la revista siempre que se busque la excelencia, el rigor y el compromiso por encima de endogamias u otros criterios no científicos.

Otro indicador que facilita la visibilidad de los contenidos, la repercusión y el impacto está muy ligado en la actualidad al uso de redes sociales académicas, como AcademiaEdu o ResearchGate y otras más divulgativas, como Facebook y Twitter, gestores documentales como Mendeley, RefWorks y EndNote, o canales de vídeo e imágenes, como YouTube o Weibo. Y también a la promoción de la revista en congresos y cursos, y la política de Call actuales. El sistema de Calls garantiza el tratamiento de los temas o vetas del saber presentados por coordinadores temáticos expertos que atraen las investigaciones más potentes y actuales, que tiene posibilidad de ser referente y, por tanto, de que puedan ser citados.

Finalmente, los objetivos y mecanismos para la calidad de una revista dependerán de las personas que trabajan en ella y las metas que se propongan. Que una revista sea elegida por un autor o autora es la clave de todo el proceso. Para Comunicar, es muy importante la confianza depositada por quienes envían trabajos inéditos y originales. Por ello, otro de los aspectos que considera de relevancia es la garantía de la mayor visibilidad posible, la identificación de la autoría con máximo rigor, la información actualizada respecto a las citas recibidas por otros autores, y las métricas de impacto del manuscrito.

Competencias de un buen editor

https://doi.org/10.3916/club-de-editores-033

El editor de una revista científica es una figura clave para el éxito de la misma. El nivel de exigencia, su responsabilidad y la capacidad de liderar son determinantes para conformar un equipo que pueda afrontar las diferentes tareas asociadas a la edición. Además, es importante su experiencia investigadora y su prestigio en el ámbito académico, porque su papel como gestor de ciencia debe estar avalado por la credibilidad en el campo. A esto ha de sumarse el compromiso ético y la transparencia en la administración del proceso de edición.

La edición de una revista de calidad implica consideraciones muy variadas en las que se requiere, fundamentalmente, de rigor, estructura, colaboración y transparencia. Rigor en cuanto a los contenidos y lo que ello implica como conocimiento científico y académico. Estructura que se determina por un claro establecimiento de los roles de cada una de las personas que intervienen en el proceso de edición desde el inicio hasta la publicación el artículo:  llamada, admisión recepción, gestión de manuscritos, revisiones, correcciones, edición, publicación y difusión. Colaboración en tanto que la revista debe contar con una comunidad científica, en la que se ha de incluir avales y apoyos internacionales. Esto es, por una parte, investigadores, académicos, y profesionales vinculados al enfoque de la revista, como Comité Científico, Consejo de Revisores, que confieran la credibilidad necesaria para la innovación y el avance científico de lo publicado. Y, por otra, Consejo Técnico, que se responsabiliza de la concreción del formato de la publicación y su posterior difusión y la visibilidad. Transparencia en la gestión de todo el proceso y en los distintos: claridad y objetividad de la temática, visibilidad de las normativas, accesibilidad del procedimiento de envío, cumplimiento de los plazos, criterios de calidad y respeto del código ético.

El editor debe ser capaz de promover contribuciones sugerentes, adecuadas a las necesidades y retos del campo, en consonancia con las vetas del saber y la temática de la revista. Y debe hacerlo buscando el equilibro entre lo novedoso, lo original, lo relevante y lo significativo para los lectores de la publicación. En este sentido, el contacto con investigadores y académicos de relevancia en el ámbito temático de la revista es fundamental como garantía del rigor y actualidad de los de los trabajos que puedan publicarse. De ahí el planteamiento de los monográficos o call con los que se busca atraer los mejores trabajos y de mayor impacto, garantizando un número constante y suficiente de artículos.

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Consorcios de revistas como estrategia de cooperación

https://doi.org/10.3916/club-de-editores-025

Las revistas científicas del ámbito de las Ciencias Sociales han experimentado en los últimos años un crecimiento importante. Sin embargo, no todas están posicionadas en los índices que después se valoran en las evaluaciones de la ciencia en nuestro país. Ello ha impulsado una creciente necesidad de mejora en la calidad de estas publicaciones, en función de los parámetros que los distintos índices estiman para incluir a las revistas. Ese proceso de incorporación es lento y supone la atención a muchos indicadores. Algunos de ellos son el impacto y prestigio, la visibilización y acceso, y el rigor en el proceso. Estos criterios, que aportan calidad a las revistas consolidan las redes de reputación, las líneas de citación en cada campo, y la consolidación de tópicos y las vetas temáticas o nichos para determinar los temas de actualidad.

La cooperación es clave para que las publicaciones se constituyan en referentes de su campo. La imitación de modelos o buenas prácticas puede hacerse a partir de las estrategias de visibilización, que revistas mejor posicionadas utilizan, tales como una web accesible, e información transparente acerca de sus normativas y políticas. En este sentido, las redes de revistas, los consorcios, pueden servir para promover agrupaciones que compartan aquellos aspectos que consideren y se apoyen en la mayor visibilidad e impacto.

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Los revisores: el pulmón de una revista científica de calidad

https://doi.org/10.3916/club-de-editores-021

La mayoría de las revistas cuentan con equipos de académicos y científicos que velan por la autenticidad, originalidad, validez científica y pertinencia de los manuscritos que se envían. Estos equipos constituyen los Consejos de revisores. Son de manera metafórica, en estos tiempos de falta de oxígeno, el pulmón de una revista científica que aspire a ser de calidad.

correcting-1870721_640La ciencia se basa en la discusión, el comentario, la sugerencia, el replanteamiento, y la crítica con carácter constructivo. Esto es la base de una buena revisión que llevará al análisis y validación, desde la experiencia en la temática, de las aportaciones de los autores. Por ello, un buen equipo de revisión debe estar conformado por expertos en las líneas temáticas de la revista, que tengan un compromiso ético y el suficiente rigor en su campo de estudio. Se requiere, además, experiencia en la evaluación científica de manuscritos, de acuerdo con los criterios y parámetros que la revista establezca para valorar la calidad y la conveniencia o no de la aceptación o publicación.

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El autor, clave del proceso editorial

https://doi.org/10.3916/club-de-editores-017

 

La consideración de los autores en una revista científica es un aspecto fundamental que incide de manera notable en los parámetros de calidad de la misma. Las personas que deciden confiar su trabajo de investigación o de reflexión constituyen el objeto y el sentido de todo el proceso de recepción, revisión y publicación.

El equipo editorial debe considerar el hecho de que quienes confían sus trabajos inéditos y originales con la esperanza de su publicación merecen una atención que valore el esfuerzo, la dedicación y la profesionalidad invertida. De acuerdo con las normas y procedimientos de la revista, esta atención implica una serie de rutinas que deben ser de obligado cumplimiento si se trata de una publicación de calidad. Por ello es fundamental, en primer lugar, que la normativa y fases o requerimientos para poder enviar un texto sean claras y accesibles. Igualmente es esencial que se faciliten vías o cauces de feed back para posibles cuestiones o dudas.upload-2398772__340

Con el desarrollo tecnológico cada vez es más intuitivo el proceso de envío en las plataformas habilitadas al efecto. Quienes escogen una determinada revista para publicar en ella agradecen que ese proceso sea sencillo y eficaz, evitando duplicidades o pasos en falso.

Las buenas prácticas de los equipos editoriales son una garantía que los investigadores e investigadoras aprecian cuando eligen una revista para sus publicaciones. Si bien el impacto y el prestigio de cada publicación es el aspecto que más atrae, este suele deberse a indicadores como la visibilidad y acceso de los distintos trabajos. En este sentido es interesante promover en los autores la conciencia de su autoría y responsabilidad en la difusión de sus aportaciones. Así, contar con el código ORCID (Open Researcher and Contributor ID), además de preservar la identidad única de autoría, facilita una mejor accesibilidad y difusión de los trabajos. Por supuesto contar, también con redes sociales académicas (AcademiaEdu o ResearchGate) y otras redes sociales para una divulgación más rápida como Facebook, Twitter, Youtube…

Otro indicador muy estimado por los autores ha de ser la puntualidad en cada uno de los tiempos del proceso de recepción y edición de manuscritos. Ser respetuosos con los plazos de valoración por el equipo editorial y de evaluación por expertos da cuenta del rigor y el esmero en la gestión de aceptación de los manuscritos.

Author

En este sentido, la revisión por pares ciegos es la clave. La revisión concienzuda de los trabajos que recibe una revista requiere de expertos en los temas que son el focus de la publicación. Es importante contar con un número suficiente para poder desarrollar el proceso de manera rigurosa y a tiempo. Los autores valoran que esta dinámica se haga de forma transparente y ética. Por ello, el código ético obliga a los revisores a una evaluación crítica, honesta, constructiva y sin sesgo. Y exige el compromiso de originalidad y veracidad por parte de los autores para evitar malas prácticas de plagio. Un buen equipo editorial debe velar por la confidencialidad de los datos de los autores y evaluadores, durante todo el proceso editorial.

Muchas revistas facilitan tutoriales y blogs, con amplia información sobre los distintos aspectos que se necesitan para enviar un trabajo susceptible de ser publicado. La Escuela de Autores de Comunicar es un ejemplo de estas prácticas que redundan en la consideración de los autores puesto que facilitan el acceso y las claves para iniciar el proceso de publicación.