Consorcios de revistas como estrategia de cooperación

https://doi.org/10.3916/club-de-editores-025

Las revistas científicas del ámbito de las Ciencias Sociales han experimentado en los últimos años un crecimiento importante. Sin embargo, no todas están posicionadas en los índices que después se valoran en las evaluaciones de la ciencia en nuestro país. Ello ha impulsado una creciente necesidad de mejora en la calidad de estas publicaciones, en función de los parámetros que los distintos índices estiman para incluir a las revistas. Ese proceso de incorporación es lento y supone la atención a muchos indicadores. Algunos de ellos son el impacto y prestigio, la visibilización y acceso, y el rigor en el proceso. Estos criterios, que aportan calidad a las revistas consolidan las redes de reputación, las líneas de citación en cada campo, y la consolidación de tópicos y las vetas temáticas o nichos para determinar los temas de actualidad.

La cooperación es clave para que las publicaciones se constituyan en referentes de su campo. La imitación de modelos o buenas prácticas puede hacerse a partir de las estrategias de visibilización, que revistas mejor posicionadas utilizan, tales como una web accesible, e información transparente acerca de sus normativas y políticas. En este sentido, las redes de revistas, los consorcios, pueden servir para promover agrupaciones que compartan aquellos aspectos que consideren y se apoyen en la mayor visibilidad e impacto.

En el caso de Comunicar, su política de revistas consorciadas permite que revistas de acceso abierto, indexadas al menos en veinte bases de datos, plataformas de evaluación de revistas, hemerotecas selectivas, y catálogos de bibliotecas internacionales, formen parte de esa red. Un consorcio de estas características significa:

  • Inclusión del logo y nombre de la revista enlazado a su propia web como publicidad directa.
  • Contacto de investigadores y revisores que pueden compartirse en función de los temas y experiencia.
  • Adelanto de versiones en preprint, convocatorias y publicación de nuevos números.
  • Política común de divulgación mediante difusión en redes sociales en las que pueden conectarse sinergias temáticas.
  • Aprendizaje de estrategias de éxito en la publicación, edición y revisión, mediante blogs de uso compartido, por ejemplo, la Escuela de Revisores, de reciente creación, entre varas revistas científicas de Comunicación.
  • Listas de artículos que no cumplen con los parámetros de cientificidad y rigor, que han sido desestimados varias veces.
  • Recomendaciones para publicación de artículos que no entran en un determinado call de una publicación y podrían ir en otra.

Finalmente, el número de Revistas Consorciadas dependerá del criterio que estime cada cabecera en función de la calidad de las mismas, la temática y alcance, las posibilidades de cooperación, la procedencia, y el grado de compromiso en el acuerdo suscrito.