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Desde el siglo XVII comenzaron a publicarse revistas científicas. La revista Journal de Scavans se publicó en París en 1665; un tiempo después, aparece en Inglaterra la revista Philosophical Transactions of the Royal Society y así sucesivamente fue aumentando de manera rápida, durante el siglo XIX, el número de revistas. Ante este fenómeno, desde el siglo XX, se evidenció la necesidad de implementar un método para validar trabajos científicos escritos por los investigadores que se presentaban a las revistas.

A este método se le llamó “revisión por pares”, y su propósito es medir la calidad, factibilidad y credibilidad de las investigaciones, con miras a ser publicadas, ya sean sus procesos o sus efectos, o para presentarlos ante organismos de financiamiento. Este método es nombrado revisión por pares, porque el manuscrito es revisado por investigadores, presumiblemente expertos, al igual que el autor, en el área.

El método de revisión por pares se ha convertido en parte esencial e integral del proceso de publicación científica, aunque recibe muchas críticas, sigue siendo el método principal, dentro de las revistas científicas, para: validar un nuevo aporte científico; comprobar buenas prácticas al comunicar los resultados de investigación a través de criterios formales tales como: coherencia al redactar, dominio del área disciplinar a partir del vocabulario técnico, estructura lógica de representar el contenido científico (estructura de los artículos científicos); comprobar buenas prácticas científicas a través de criterios de contenido: actualidad en el tema, relevancia para la comunidad científica, claridad en los métodos aplicados y que puedan ser contrastados, los resultados de investigación maduros para su presentación; garantizar el carácter científico de la publicación a partir de la toma de decisiones respecto a su flujo editorial, dentro, por ejemplo, de una revista.

Este método se ha implementado de diferentes formas que se han establecido como estándares que son los más usados por las revistas científicas, entre ellos están:

  • El sistema doble ciego, tanto los revisores como los autores son anónimos; representan una alternativa atractiva. Actualmente es la más usada, debido a que elimina de los artículos cualquier pista o señal que ayude a identificar a los autores o revisores. Con este enfoque se busca preservar el anonimato, tratando de asegurar así que la revisión se haga de forma justa. Sin embargo, en un área pequeña es difícil ocultar la identidad de un autor, particularmente si el autor se empeña en darse a conocer mediante auto-citas en trabajos previos.
  • El sistema simple ciego, el revisor conoce la identidad del autor, pero el autor no conoce la del revisor. Esta es una práctica actualmente aceptada, aunque puede ser vulnerable al nepotismo, por lo que sus fundamentos éticos han estado muchas veces bajo crítica.
  • El sistema abierto revela las identidades de ambos, autores y revisores, y los autores tienen la capacidad de identificar los comentarios de los revisores.

El sistema de implementación del proceso de revisión por pares ha evolucionado y ha sido impactado por el desarrollo de las tecnologías de la información y las comunicaciones y por la aparición de movimientos como el acceso abierto y ciencia abierta, por lo que se han establecido sistemas complementarios de evaluación como es el caso de la revisión basada en comentarios, donde los lectores pueden comentar antes y/o después de la revisión clásica, o en lugar de la evaluación clásica.

Por otro lado, la práctica más común es que sean al menos dos revisores, sin embargo, es frecuente que las revistas asignen un tercer evaluador para facilitar la decisión de publicación, y algunas, como el caso de la revista Comunicar, utiliza 5 o más:

“COMUNICAR acusa recepción de los trabajos enviados por los autores/as y da cuenta periódica del proceso de estimación/desestimación, así como, en caso de revisión, del proceso de evaluación ciega y posteriormente de edición. El Consejo de Editores pasará a estimar el trabajo para su evaluación al Consejo de Revisores, comprobando si se adecua a la temática de la revista y si cumple las normas de publicación. En tal caso se procederá a su revisión externa. Los manuscritos serán evaluados de forma anónima (doble ciego) por cinco expertos. A la vista de los informes externos, se decidirá la aceptación/rechazo de los artículos para su publicación, así como, si procede, la necesidad de introducir modificaciones. El plazo de evaluación de trabajos, una vez estimado para su revisión, es de máximo 100 días. Los autores recibirán los informes de evaluación de los revisores, de forma anónima, para que estos puedan realizar, en su caso, las correcciones o réplicas oportunas.”

De igual modo, cada revista ajusta sus criterios de evaluación, y es común que en sus sitios web expliquen cómo se desarrolla el proceso, además, le brindan pautas a los revisores para ayudarlos a realizar la revisión y garantizar aspectos que la revista considera prioritarios. Independientemente de estas pautas por cada revista, es posible sintetizar algunos aspectos comunes que están presente, invariablemente, en cualquier evaluación de un manuscrito científico:

  • Novedad científica
  • Organización y representación de los contenidos
  • Relación temática según la revista
  • Relevancia de los métodos
  • Homogeneidad con las normas de la revista
  • Correspondencia entre las diferentes secciones de la estructura de un artículo científico
  • Valor metodológico de las conclusiones
  • Uso adecuado de la literatura científica

Como se mencionó anteriormente, el método de revisión por pares ha recibido numerosas críticas y cuestionamientos, entre estos se puede mencionar:

  • Subjetividad
  • Demora del proceso
  • Fraudes
  • Sesgo disciplinar, cultural, regional entre otros

Otra problemática alrededor de este proceso es la poca disponibilidad de revisores, esto está dado por el aumento de la cantidad de revistas, lo cual demanda gran cantidad de evaluadores, y en ocasiones, hay que reclutar investigadores que no tienen las competencias adecuadas para realizar esta tarea, frecuentemente, no remunerada. Es por ello que grandes editoriales, como Elsevier, otorga un mes de acceso libre a su base de datos insignia, “SCOPUS”, por cada revisión, para atraer revisores y garantizar la calidad de sus revistas, que indudablemente, hasta hoy, descansa en un proceso de revisión de excelencia.

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