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El resumen científico o abstract es, junto al título, la parte de un artículo más leída por la comunidad académica.  Título, cuerpo del abstract y palabras clave, los tres elementos  que conforman el resumen científico, son incluidos en las distintas bases de datos para atraer la mirada de los investigadores a nivel internacional; por ello, las revistas lo requieren en más de una lengua. De hecho, un buen abstract  puede ser la clave para que los editores decidan aceptar el enviar el manuscrito a sus expertos revisores o incluso la tarjeta de embarque para ser aceptado en un congreso de calidad.

 El objetivo central del resumen científico, al igual que el título, es el de presentar nuestro artículo de forma concisa y efectiva para despertar el interés por su lectura.  La extensión aproximada es de unas 250 palabras, si bien este número varía entre revistas y hay que seguir estrictamente la normativa de autores. La comunidad científica sigue para ello un patrón determinado, conocido como IMRD, que nos  ayuda a mostrar lo más interesante de nuestra investigación de forma sistemática: introducción (I), método y procedimientos (M), resultados (R) y discusión (D) o conclusión (C). La extensión de cada parte puede variar según el interés en lo que se desee enfocar a otros investigadores.  En Ciencias de la Salud se suele optar por el  abstract articulado, sin embargo, no es tradición en Ciencias Sociales ni en Humanidades donde se redacta todo en un solo cuerpo

  • La introducción incluye el enunciado de la temática y fundamentalmente indica el objetivo y la pertinencia de la investigación que se presenta por responder a un vacío o una necesidad de complementación del conocimiento científico. Se evita la cita de autores en esta parte. La introducción responde a la pregunta “¿Por qué este estudio?”
  • El método o procedimiento informa sobre el cómo se estudió el problema. Puede ser interesante incluir información sobre instrumentos de recogida de datos, población  del estudio o incluso tipo de análisis llevado a cabo, es decir, todo aquello que señale los valores específicos de nuestro estudio.
  • En resultados ha de citarse la contribución de la investigación, el qué se encontró. Se destaca de forma sucinta lo más sobresaliente pero sin ahondar para que quede el interés por la lectura completa del artículo.
  • Finalmente, se cierra el cuerpo del resumen científico con la discusión, una o dos oraciones que reflejan las conclusiones, implicaciones y/o aplicaciones de los resultados del estudio, o sea, se  responde al “¿para qué sirve este estudio?” realzando la aportación del artículo.

Se recomienda escribir el resumen científico (título, cuerpo del abstract y palabras clave) al final del artículo para que refleje fielmente su contenido, el factor congruencia es aquí de vital importancia.  De hecho, las palabras clave que estén también en título y cuerpo del abstract harán que los motores de búsqueda de internet muestren  nuestro artículo a nuestros potenciales lectores con más frecuencia.

Sin lugar a dudas, escribir un buen resumen científico no es tarea fácil pero si seguimos estas recomendaciones  y enfocamos bien nuestra producción científica, aumentará nuestra capacidad de atracción de otros investigadores y consiguientemente, nuestro impacto.

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