El reconocimiento de cierto solapamiento entre el acoso cara a cara (bullying) y el ciberacoso (cyberbullying) puede indicar que variables de cognición social, cuya influencia ha sido reconocida en el bullying, también estén presentes en el acoso cibernético. El objetivo de la investigación fue estudiar el ajuste social de los implicados en cyberbullying y analizar las diferencias en la percepción de la competencia social, la motivación y el apoyo de los iguales, entre víctimas, agresores y agresores victimizados del cyberbullying. Un total de 505 adolescentes (47,3% chicas) con edades comprendidas entre los 12 y 16 años (M=13.95; DT=1.42) participaron en el estudio. Se utilizaron instrumentos para adolescentes validados en español y se analizaron las propiedades psicométricas para la adaptación de la escala de competencia social. Análisis factoriales exploratorios y confirmatorios mostraron índices óptimos de fiabilidad y validez. Se observó una mayor implicación de los ciberagresores victimizados. Las comparaciones entre roles a través de pruebas no paramétricas mostraron en los ciberagresores un mayor apoyo social que el resto de perfiles y altos niveles en metas de popularidad. Las cibervíctimas destacaron por su alta percepción de competencia social. Los ciberagresores victimizados mostraron altos niveles de metas de popularidad y baja aceptación social. Los resultados obtenidos permiten concluir que la forma en que el grupo de iguales gestiona su vida emocional y social puede estar explicando la situación de cyberbullying entre los adolescentes.
The recognition of some overlap between face to face harassment (bullying) and via digital harassment (cyberbullying) could indicate that variables of social cognition, whose influence has been identified in bullying, also are present in cyberbullying. The aim of this research was to determine the social adjustment of roles involved in cyberbullying and to analyze the differences in the perception of social competence, social goals and peer support, between victims, aggressors and bully-victims of cyberbullying. A number of 505 teenagers (47.3% girls) between 12 and 16 years old (M=13.95, SD=1.42) participated in the study. Validated instruments for Spanish teenagers were used and psychometric properties for the adaptation of the scale of social competence were analyzed. Exploratory and confirmatory factor analysis showed optimal scores of reliability and validity. The cyber-bullying victims showed greater involvement in cyberbullying. Comparisons between roles with nonparametric tests showed that cyberbullies had the highest levels of peer support and popularity social goals. Cybervictims were highlighted by a high perception of social competence. Cyberbully-victims were described by their high popularity goals and low peer acceptance. These results support the conclusion that the way in which the peer group manages its emotional and social life may be explaining the situation of cyberbullying among teenagers.
El contexto de los iguales va adquiriendo mayor importancia en la vida social de los adolescentes en la medida en que pasan más y más tiempo juntos. La revolución tecnológica, especialmente la comunicación mediante dispositivos digitales y redes sociales, afianza un mundo de intercambio fluido y casi permanente a veces bastante alejado del mundo adulto. Ha sido ampliamente reconocido que el sentimiento de pertenencia al grupo, la reciprocidad, la competencia social o el ser aceptado por los iguales está vinculado al bienestar psicológico, social y emocional durante la adolescencia (
Los trabajos de Vaughn y colaboradores subrayan que el desarrollo de conductas socialmente competentes, la motivación social y la aceptación de los iguales constituyen una construcción multifacética y jerárquicamente organizada que explica el ajuste social en los grupos de iguales (
La percepción de la competencia social es una estimación cognitiva de las habilidades, capacidades y comportamientos que son necesarios para la obtención de resultados de desarrollo positivo (
La motivación social alude a la representación cognitiva de lo que las personas quieren lograr, y marca la dirección y fuerza para que se dé el comportamiento deseado (
La aceptación social, como tercer indicador del ajuste social, hace referencia al grado en que los escolares son queridos o rechazados por sus iguales. Implica mantener una interacción positiva, pasar tiempo con los demás y tener a alguien que apoye y ofrezca bienestar. Las investigaciones coinciden en que la falta de aceptación social por parte de los iguales puede conducir a la victimización (
En las últimas décadas los avances tecnológicos han permitido que las interacciones sociales pasen del contacto personal al virtual. El aumento de la conectividad ofrece beneficios sociales a las relaciones virtuales de los adolescentes, pero no están exentas de riesgos, entre ellos el acoso cibernético (cyberbullying en su expresión anglosajona) (
La investigación centrada en el fenómeno cyberbullying lo ha descrito como una forma indirecta del acoso tradicional que comparte las características definitorias de la intimidación: acto agresivo de carácter intencional y repetido en el tiempo por uno o más agresores hacia una víctima provocando un desequilibrio de poder (
El hecho de que el acoso cibernético comparta las características definitorias del bullying ha hecho que gran parte de la investigación se centre en el estudio de las similitudes y diferencias entre ambos fenómenos. Las investigaciones iniciales prestaron una mayor atención a las características individuales de la personalidad de los adolescentes implicados (
Si bullying y cyberbullying suelen compartir un mismo espacio social, parece adecuado señalar que las variables de interacción que definen la implicación en bullying también sean reconocidas en el cyberbullying.
Las recientes investigaciones sobre las características sociales de los implicados en cyberbullying han centrado su atención en el estudio de su aceptación social dentro del grupo (
Sin embargo no se ha profundizado en el papel que la motivación social y la percepción de competencia social, junto con el apoyo percibido de los iguales, juega en la implicación de los distintos roles que participan en cyberbullying, agresores, víctimas, agresores victimizados y no implicados. Conocer el ajuste social de los implicados en cyberbullying podría suponer un importante avance para su intervención desde el contexto escolar. Este trabajo plantea dos objetivos: a) conocer el ajuste social de los implicados en cyberbullying y b) analizar las diferencias entre roles de implicación en la percepción de competencia social, motivación social y apoyo de los iguales.
Partimos de la hipótesis de que los agresores serán movidos por metas de popularidad y mostrarán un mayor apoyo social del grupo, siendo los agresores victimizados los que tengan un menor ajuste social en todas sus dimensiones.
Participaron 505 adolescentes con edades comprendidas entre los 12 y 16 años (M=14,49; DT= 7,66), de los cuales el 47,3% fueron chicas. Se realizó un muestreo no probabilístico incidental en el que se seleccionó la muestra por accesibilidad a los centros educativos. Los participantes pertenecían a dos centros públicos con un nivel socio-económico medio, uno de los cuales era de una zona rural.
Se utilizó la escala de apoyo social de los iguales del Social Support Scale for Children de Harter de 1985 (versión española adaptada a adolescentes de
La motivación social fue medida con la adaptación al español de la escala Social Achievement Goals (
La autopercepción de la competencia social fue medida con la escala Perceived Social Competence Scale II (
El cuestionario European Cyberbullying Intervention Project Questionnaire (
Una vez seleccionados los centros educativos, se informó de los objetivos de la investigación y se solicitó su participación en el estudio. Se contó con el permiso de los centros educativos y de las familias. Se insistió en el carácter voluntario de su participación y en la confidencialidad de sus respuestas.
La administración de los instrumentos se hizo de manera colectiva en las respectivas aulas, sin la presencia de docentes, en una única sesión de 30 minutos.
Para conocer las propiedades psicométricas de la escala de percepción de competencia social en adolescentes, se realizó un análisis factorial confirmatorio (AFC) utilizando el método de máxima verosimilitud robusto. Los índices de ajuste adoptados fueron: chi-cuadrado de Satorra y Bentler (2S-B), índice de ajuste comparativo (CFI) (>.95), índice de ajuste de no normalidad (NNFI) (>.95), índice de bondad de ajuste (GFI) (>.95), error de aproximación cuadrático medio (RMSEA) (<.08) y valor medio cuadrático de los residuos de las covarianzas (SRMR) (<.08) (Byrne, 2006; Hu & Bentler, 1999). Se utilizó el programa EQS 6.2. Para calcular los roles de implicación en cyberbullying, se tuvo en cuenta el criterio seguido por Del-Rey y otros (2015).
Para el estudio de las diferencias de medias en los roles de implicación en cyberbullying se utilizaron test no paramétricos (pruebas de Kruskal Wallis y U de Mann-Whitney para las comparaciones dos a dos) tras verificar la falta de normalidad mediante el test de Kolmogorov-Smirnov. La codificación y el análisis de datos se realizaron con el paquete estadístico SPSS versión 20. Teniendo en cuenta las características ordinales de las variables, el análisis de la consistencia interna se basó en los resultados del Omega de McDonald (
Los análisis descriptivos de la muestra indican un nivel de incidencia del fenómeno cyberbullying del 29,7%. Las víctimas representaban el 9,9% de los encuestados, los agresores figuraban con un 5,5%, y por último los agresores victimizados alrededor del 14,3%. No se observaron diferencias estadísticamente significativas en función de la variable género en la implicación en cada uno de los roles.
Los resultados del AFC de la escala de percepción de competencia social para adolescentes fueron óptimos (figura 1), ?2S-B =13.96; p=.01; NNFI=.971; CFI=.985; RMSEA=.059; SRMR=.27. Los valores de las covarianzas entre los ítems oscilaron entre .46 y .71 El valor del coeficiente de Mardia multivariado fue de 30.63. En la
El test H de Kruskal Wallis indicó diferencias estadísticamente significativas en todas las variables de ajuste social entre los distintos roles de la dinámica cyberbullying (
La finalidad de esta investigación fue conocer el ajuste social de los adolescentes implicados en el fenómeno cyberbullying a través del análisis de la percepción del apoyo social, la competencia y las metas sociales, y examinar las diferencias en función del rol de implicación en cyberbullying. Partimos de las hipótesis de que los ciberagresores mostrarían mayores metas de popularidad y apoyo social que las cibervíctimas y que los ciberagresores victimizados tendrían un menor ajuste social en todas sus dimensiones.
Las investigaciones sobre la prevalencia del cyberbullying han mostrado resultados que difieren en los porcentajes de implicación, en muchas ocasiones debido a la heterogeneidad de los procesos de medición (
El hecho de que no se hayan observado diferencias en función del género coincide con estudios previos (
Es escasa la investigación sobre los objetivos de desarrollo social en relación con los roles de implicación en cyberbullying, sin embargo sabemos que cuando los adolescentes persiguen metas de desarrollo social se producen nuevas formas de relacionarse, mejoran las relaciones y aparecen nuevas iniciativas de conocer a otros, hacer amigos y aprender a llevarse bien con los demás, lo que se relaciona con un menor rechazo social (
Por último, los ciberagresores han mostrado una menor percepción de competencia social y las cibervíctimas las que más. Este perfil social subraya la estrecha relación entre ciberacoso y el acoso tradicional o cara a cara. En el cyberbullying nos encontramos, al igual que en el bullying, ante un tipo de víctimas que a pesar de desarrollar comportamientos prosociales, de percibirse como socialmente competentes y estar movidas por la búsqueda de la mejora en sus relaciones con los demás (metas de desarrollo) son vulnerables y rechazadas dentro del grupo. No es por tanto su habilidad social lo que las caracteriza, sino la posición o estatus social que adquieren a partir de las convenciones y a veces arbitrarias normas que se generan dentro del contexto del grupo de los iguales, lo que puede estar explicando su situación de victimización. Ello nos podría llevar a afirmar que la prosocialidad y la capacidad de interacción no protegen a las víctimas de ser el blanco del agresor. En cambio, los ciberagresores reconocen su falta de eficacia social y su bajo nivel en metas de desarrollo y sin embargo son populares y reconocidos (lo que no significa necesariamente queridos). Nos encontramos por tanto con un perfil de ciberagresores movidos por la obtención de popularidad dentro del grupo de iguales, con altos niveles de aceptación por sus compañeros y compañeras, lo que caracteriza ese falso liderazgo dentro del grupo. Un liderazgo moralmente vacuo que deberíamos considerar moralmente negativo.
Estos resultados permiten orientar de forma más precisa, la intervención psicoeducativa y las prácticas docentes, curriculares y de convivencia, en los centros de Educación Secundaria. Dada la complejidad de la estructura social de participación que tiene el grupo de iguales, los docentes y orientadores escolares deberían de disponer de modelos más precisos sobre cómo organizar los agrupamientos, las actividades sociales, los análisis de las redes de amigos, etc., en orden a prevenir y mejorar la motivación social y los vínculos interpersonales entre su alumnado. De hacerlo así, las redes sociales virtuales también se beneficiarían, dada la estrecha relación entre bullying y cyberbullying, en este sentido.
Las conclusiones de este estudio apuntan hacia una mayor atención a la configuración, motivos sociales y connotaciones socioemocionales del grupo de iguales y a su influencia en la gestión de la vida social y la convivencia escolar. En el seno de las convenciones y motivos sociales que se generan en el marco de las redes de iguales, sean directas o virtuales, pueden estar muchas de las claves que estén explicando la situación de dominio y sumisión presentes en el espacio cibernético entre los chicos y chicas.
Este estudio tiene ciertas limitaciones que hay que manifestar. El tamaño de la muestra es una de ellas. Ampliar el número de escolares participantes así como la zona de estudio permitirá llegar a conclusiones más próximas a la realidad social y virtual de los adolescentes. La medición de las variables a través de autoinforme supone también una limitación pues pueden conducir a cierta deseabilidad. Sería necesario incluir la percepción de otros grupos (iguales o profesorado) para evaluar el ajuste social, así como datos cualitativos que permitan contemplar la perspectiva de víctimas y agresores. Como futura línea de investigación se plantea el estudio de modelos explicativos de carácter longitudinal del ajuste social en el cyberbullying, en los que se incluyera la medición de las actitudes y conductas del grupo de iguales de referencia ante situaciones de ciberacoso.
Este trabajo se ha realizado dentro de los siguientes proyectos: PRY040/14 financiado por la Fundación Pública Andaluza Centro de Estudios Andaluces. Proyecto EDU2013-44627-P, financiado por el Plan Nacional de I+D+i. Proyecto BIL/14/S2/163 financiado por la Fundación Mapfre. Proyecto 564710 financiado por Europe for Citizens Programme.